La suavidad de tus senos
se moldeo en mis manos...
y la tersura de tus nalgas
floreció en mis dedos.
Con amor esculpí tus formas
y respiré tu abdomen,
en cada caricia de mazo
y en cada suspiro de cincél.
No tienes brazos pues ya no existen..
ni me rodean.
Ni cabeza tienes...
pues pensarías en el amor.
Cuando contemplo tu grácil cintura
y cuando sueño acariciando
tus muslos....
más me gusta tu desnudez dorada
y los momentos de yeso y polvo..
que mis manos te regalaron.
Tu belleza permanecerá
hasta tu destrucción...
a diferencia de la belleza humana
que es efímera y transitoria
al igual que las flores.
Ojalá que algún día..
cuando el tren del olvido y la muerte
se hagan cargo de mi..
alguien disfrute también
la suavidad de tu cuerpo dorado
que a golpe de caricias
un día pensé.
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